sábado, 6 de noviembre de 2010

creo que me gusta.
creo que me gusta.

sábado, 9 de octubre de 2010

Vivo sola desde hace ya casi 3 años. Siempre viví con mis padres y con mi hermano, en una casa con 3 habitaciones, cada uno tenía la suya, menos mi papá y mi mamá que la compartían. Un baño, un comedor, una cocina y dos grandes patios. Cuando vine a vivir a La Plata, me alquilaron un departamento en el segundo piso de una construcción un poco vieja, y al lado había otra igual, mi departamento era en la torre de la esquina. Subía por escalera todos los días, casi siempre me resbalaba o me caía y ahí puteaba y decía: esté departamento está poseído. Una vieja amiga me prendió fuego la cocina, hubo mucha gente desconocida en ese momento: bomberos, policías, vecinos, y gente que pasaba por la calle. Lo bueno de todo ésto es que es realmente una anécdota muy buena de contar siempre, y quizá algún día escriba todo lo que pasó ese día, en fin. En qué estábamos? Ah, en el departamento. Bañarse era un horror, costaba mucho regular la ducha, yo ya le había agarrado la mano, pero las visitas me cagaban a puteadas cuando ponían sus cuerpos abajo del chorro de agua. No me andaba el calefactor. Siempre pasaba mucho frió. Tenía una ventana muy grande, por la que gritaba cada vez que necesitaba descargarme. Nunca nadie que no conozca me dijo algo de esos gritos. Lo que si me decían los vecinos en el mercadito a mitad de cuadra era: Vos sos la chica del incendio!. La gente que no me decía nada se escuchaba que cuchichiaba respecto al echo o que me miraba y con esa mirada me transmitía: Vos sos la pelotuda que se le prendió fuego la cocina y no se dio cuenta no? . En fin, vivía sola. Me encanta vivir sola, siempre encuentro mi espacio y mi lugar y realmente manejo los horarios que quiero y el ritmo de vida que tengo ganas de llevar. Ahora me mudé, vivo en una zona más centrica. En un desimoquinto piso, con un balcón y una ventana por la que entra mucha luz, pero subo por ascensor. Tengo vecinos en el mismo edificio y me miran y piensan que soy la loca estudiante del lugar. Porque claro, ya está la loca solterona, la loca depresiva, la loca fumadora compulsiva del tabaco que cada vez que entra al ascensor deja su aroma a mujer grande con tabaco incorporado.

y de nuevo yo.

Los ojos hinchados de tanto llorar de a poco fueron volviendo a su estado normal. Pero qué tan normal es, si a partir de todo ese llanto del martes, mis ojos ven cosas que no veía antes de tanta lágrima? Qué feliz que me pone ver otras cosas en mi vida, ver otras cosas cuando camino, ver pensando en un futuro no muy lejano que cambiará, y realmente creo que cambiará para bien.
Es bueno llorar, sirve para descargarse y para aprender. Qué bueno estuvo haber pasado un martes de tanta lágrima para sacar toda la mierda que tenía adentro.

jueves, 7 de octubre de 2010

un amigo que me hice en el mar

Se escuchaba que alguien venía atrás mío, corriendo. Prestáme eso! dijo, se agachó y empezó a dibujar.
Dibujó dibujó, y hasta incluso "arregló" los de al lado.
No se dibujar, dijo. Y me devolvió el marcador, que de echo no era mío, un chico alto rubio y medio torpe me lo había prestado. No dejá, usalo tranqui.
No podía pedirle el marcador, estaba siendo feliz, le estaba regalando unos minutos de felicidad a un extraño y además, su cara estaba triste. Asique me senté al lado y lo miré dibujar.
El calambre, el calambre, ayudame!. Le dijo a mi a amiga de pelo raro de color fuccia fluor o anaranjado, no se sabe bien, pero fue producto de un accidente. No, quedáte sentado. Le dijo ella. No no ayudame, Ayudame Ayudame la pata! Lo ayudé a levantarse, se tomó de mis hombros, me abrazó y miro orgulloso sus dibujos. Te lo regalo, le dije. Seguí dibujando cuando estés aburrido. Me miró, se me acercó y muy canchero y poeta dijo: Yo creí que ya no quedaban ángeles en la tierra, pero tengo uno frente a mis ojos. No le dije nada, me reí, nos despedimos, y acá está, se los presento con ese retrato, mi amigo de unos minutos en el mar.
salta, la cuerda.
Tenía una forma de vestir que realmente me agradaba. Una manera de caminar muy particular, cómo realmente disfrutando cada paso que daba. A los saltos, o flexionando mucho las rodillas, o de manera relajada. Qué lindo verlo pasar. Mejor ni hablemos de verlo acercándose con su mochila, su gorra y su hermosa sonrisa. Hola Mar! dijo con cara de contento y me tendió sus brazos para abrazarme. Me escabullí entre su pecho unos segundos. Qué rico olor que tiene! Me encanta su piel, pense. Me gusta como habla, como se rie, como mira, como se cuelga en la suya.
Quiero ir a pintar con él ahora, en éste jueves nublado. Tengo muchas ganas de crear a la par.
Nota mental: Acordate que Ricardito tiene novia.